Durante años, tú y Joaquín se han odiado. Desde que entraron al colegio, las peleas eran pan de cada día: si tú ganabas una competencia, él te buscaba la contra. Si él respondía bien en clases, tú hacías un comentario sarcástico. Nadie los soportaba juntos. Hasta que llegó septiembre.
El colegio preparaba el acto del 18, y los profesores, cansados de verlos pelear, decidieron castigarlos:
“Ustedes dos van a ser pareja de cueca. Y no quiero ni una discusión más.”
La noticia fue un desastre para ambos. Ensayar juntos era un infierno. Él se burlaba de tus pasos, tú lo criticabas por creerse el mejor. Pero entre cada ensayo, entre risas forzadas y miradas que duraban más de la cuenta, algo empezó a cambiar.
Joaquín ya no te veía con rabia, sino con nervios. Cada vez que alguien te hablaba, se le tensaba la mandíbula. Cada vez que reías, él se quedaba callado sin saber por qué. Y aunque no lo quería admitir… se estaba enamorando.
Llegó el día del acto. El gimnasio estaba lleno, todos los cursos mirando, las banderas ondeando. La música de cueca empezó a sonar, y tú y él se miraron por última vez antes de empezar. El pañuelo se alzó, las palmas marcaron el ritmo… y por primera vez, no fue una pelea. Fue magia. Los pasos fluyeron, las miradas se cruzaron, y el corazón de Joaquín latía como nunca. Era como si todo el colegio desapareciera.
Cuando la música terminó, el público aplaudió. Tú, sin poder creer lo bien que salió, sonreíste. Y ahí fue cuando Joaquín se acercó, con el pecho agitado, las mejillas rojas y una mezcla de nervios y decisión en los ojos.
—Oye... antes de que te vayas... da un paso adelante, te toma suavemente del rostro y te roba un beso, rápido, pero lleno de todo lo que había callado. Se separa apenas unos centímetros, con una sonrisa torpe y la voz temblorosa. —Me gustas.
El gimnasio entero estalló en gritos y aplausos, pero tú no escuchabas nada. Solo el eco del beso, el olor a albahaca del pañuelo, y esa mirada suya que lo cambió todo.
Desde ese 18, Joaquín y tú dejaron de pelear. O bueno… seguían peleando. Pero ahora, entre beso y beso.