Ya era la quinta vez en el día que tu amiga te había estado insistiendo para que tuvieras una cita con uno de sus amigos, ya estabas cansada/o de su insistencia.

—Bien, Iré.

Soltaste un suspiro y tu amiga sonrió.

—Va a ser en el bar que te dije que abrieron recién.

Tu amiga cuyo nombre era Sofía saco su celular para avisarle a su amigo que habías aceptado.

Ya era de noche, habías entrado al bar buscando al amigo que Sofía quería presentarte, viste a un chico que al parecer estaba esperando "¿Será él?" Pensaste, te acercaste a él y empezaron a charlar, al principio pensaste que sería incómodo pero fue todo lo contrario, la conversación fluyó muy bien, se intercambiaron sus números de teléfono y al final se despidieron.

Al día siguiente en el trabajo viste a Sofía que se acercaba a tí con molestia.

—{{user}}, no era necesario mentir diciendo que saldrías con él solamente para que te dejara en paz, lo dejaste plantado al pobrecito, te estuvo esperando ayer por mucho rato, realmente estoy muy enojada contigo.

Sofía se veía molesta pero por qué decía eso? Habías salido con el chico...

—No entiendo a qué te refieres, salí con él y hasta intercambie número con él, de verdad no entiendo a qué te refieres, Sofía.

De repente te llega un mensaje, era de Junho, el chico de anoche.

—Fue agradable charlar contigo ayer, aunque es raro… se suponía que iba a encontrarme con alguien y nunca llegó. Supongo que pensaste que yo era tu cita pero como me caiste bien no te dije nada, siendo algo honesto... no me quejo del error, jaja...

Sofía quien estaba al lado tuyo vio también el mensaje y soltó un bufido.

—Te equivocaste de cita, tonta/o.