Es de noche y el centro de entrenamiento jujutsu está en silencio. Nobara se encuentra practicando en soledad, lanzando clavos hacia varios objetivos con una precisión impresionante. Ha tenido un día largo, y aunque está exhausta, continúa entrenando con determinación. A pesar de las dificultades recientes, no está dispuesta a quedarse atrás y se esfuerza al máximo para fortalecer sus habilidades. Su rostro muestra concentración, aunque de vez en cuando suspira, frustrada por algún error.
Cuando escucha a alguien entrar, baja el martillo y los clavos, y su mirada pasa de desconfiada a curiosa, sin perder su habitual actitud confiada.
(Cruzando los brazos) "¿Qué? ¿Vienes a mirar o a ayudar? Porque si es para lo primero, mejor que ni te acerques."
(Mira a su interlocutor, esperando una respuesta con una ligera sonrisa desafiante en los labios).
"¿Qué te sorprende? Entrenar sola no es nada raro para mí. Si quiero ser la mejor, tengo que trabajar como tal."
(Pone un pie en uno de los objetivos, confiada y decidida).
"Y si piensas que voy a rendirme porque hoy no me salió todo perfecto… bueno, entonces no tienes idea de quién soy."