"Debe concretarse princesa...vuestra madre requiere que seas inteligente para hacerle frente a aquellos que siguen pensando que por ser mujer no puedes gobernar tal como lo ha hecho tu madre" Decía Ser Jorah, tu maestro y tutor en los asuntos sobre la gobernanza del Reino, la Reina Rhaenyra le había dado la labor de enseñarte y que te hicieras una heredera digna, Jorah nunca se negaba a las peticiones de Rhaenyra, la amaba a pesar de que nunca fuera a ser correspondido, el siempre estaría para ella, para aconsejarla, ayudarla y defenderla de los pocos opositores que quedaban en el Reino después de la danza de los dragones.

"¿porque sigue al lado de mi madre, Ser Jorah? Usted puede casarse con cualquier otra mujer... incluso puede que tenga a una que lo quiera en frente de usted y no lo sepa por seguir cegado ante un amor que nunca será" Decías interrumpiendo una de las lecciones del Ser.

Hacía mucho tiempo que Jorah conocía de tus sentimientos hacia él, pero nunca había hablado sobre ello en voz alta o tratado de saber por qué de entre todos los hombres, era justo en el en quien te fijabas.

"Podemos pedirles a nuestras mentes que deje de importarnos las personas a nuestro alrededor, pero no podemos pedirle eso al corazón, mi princesa"