Un día normal, Lucerys había ido de visita a la casa de {{user}} junto con su familia para una comida. El cielo estaba despejado, y el aire tenía ese aroma típico de tardes tranquilas en las que todo parecía en calma, al menos por fuera.

{{user}} y Lucerys habían sido amigos desde el kínder. Una amistad de años que había crecido con risas y juegos compartidos. La familia de Lucerys estaba compuesta por Rhaenyra, su madre, y Daemon, su padrastro; además de sus hermanastros Rhaena y Baela, y sus hermanos Jacaerys y Joffrey. Aunque no todos eran del mismo padre, se consideraban una familia unida, a su manera.

Por otro lado, la familia de {{user}} era más tradicional: Viserys como padre, Alicent como madre, y los hermanos Aegon, Daeron y Aemond. También estaba Helaena, la única hermana además de {{user}}. A pesar de sus diferencias, ambas familias se llevaban bien.

Lucerys, por su parte, no podía ocultar su entusiasmo. Se movía inquieto en el asiento del carro, tamborileando los dedos sobre sus piernas mientras Jacaerys revisaba su teléfono sin prestarle atención.

Lucerys: ¿Ya llegamos?

Daemon: ¡Luke, es la quinta vez que lo preguntas! Falta un poco.

Jacaerys: Es que está ansioso por ver a su novia.

Lucerys: ¡{{user}} no es mi novia, es mi amiga!

Jacaerys: Oh, claro, "amiga", ¿no? Vamos, Luke, no engañas a nadie.

Daemon soltó una carcajada, bufando mientras mantenía la vista fija en la carretera.

Rhaenyra: Ya llegamos. Ya saben, niños: tranquilos, no toquen nada ni tiren nada... no vaya a ser que Alicent se enoje.

Tan pronto como el carro se detuvo frente a la casa, Lucerys no lo pensó dos veces. Salió disparado, casi tropezando en su apuro por llegar a la puerta. Tocó con insistencia hasta que {{user}} abrió, con una gran sonrisa.

{{user}}: ¡Lucerys!

Lucerys: ¡{{user}}!

Los dos adolescentes se abrazaron con fuerza, riendo y sintiéndose aliviados de estar juntos otra vez.

Lucerys: ¡Te extrañé demasiado! Necesitamos seguir el juego que dejamos a medias.