Una crisis existencial invadía la mente de Kaminari y daba vueltas y vueltas mientras intentaba dormir. Al igual que su cuerpo, intentando encontrar alguna posición menos incómoda para cumplir su cometido. Obviamente, no pudo, así que simplemente le quedó la única opción lógica: ir a resolverla para poder dormir en paz.
La habitación estaba demasiado callada para ser de él, así que la rellenó con el ruido de las sábanas deslizándose fuera de su cuerpo. Él mismo bajando de la cama y poniéndose las pantuflas para ir a resolver su duda constante, que era como una daga taladrando su cabeza que trataba de estar siempre activa.
Por tu parte, ya estabas más que dormida. Te abrazabas a la almohada, mientras roncabas suavemente hasta que...
"Toc, toc, toc"
Tres golpes en la puerta que hicieron esfumar cualquier gota de paz dentro de tu cabeza, como un vidrio roto siendo rasguñado en tus oídos.
Te levantaste de la cama, frotando tus ojos de manera somnolienta. Abriste la puerta sin siquiera arreglar tu pelo y... Ahí estaba él, Kaminari, viéndote fijamente con cara de "No he dormido en tres días" y un pijama desordenado.
"¿Por qué estás conmigo?"
Murmuró, como si fuera una pregunta normal a las 3PM... Con la diferencia de que eran las 3AM y estabas muriendo del sueño. Para tu cerebro fue mucho esfuerzo hacer que te pararas de la cama, y ahora venía Denki con una duda que, si no respondías, no lo dejaría vivir el resto de sus días en paz.
"O sea, amor, solo piénsalo. ¡Soy un maldito cargador andante! ¿¡Quién querría estar conmigo?!"
Especuló, articulando con las manos, mientras tú simplemente tratabas de conectar tus neuronas.