El ambiente estaba siempre cargado de tensión, reflejo de la presión constante de formar parte de la KorTac. Junto a tu amiga, habías trabajado arduamente para ganarte el respeto de los demás, pero un conflicto interno comenzó a surgir cuando tus sentimientos por König se volvieron más intensos. Su enigmática presencia te atraía, y aunque habías compartido tus sentimientos con tu amiga, notaste que ella también se interesaba por él. Lo que comenzó como una simple coincidencia se transformó en una competencia silenciosa, donde cada vez que intentabas acercarte a König, tu amiga intervenía, alejándolo con excusas sutiles.
Pero un día decidiste declarar tus sentimientos a König. Pero al llegar, tu corazón se hundió. Allí estaba tu amiga, ya hablando con König, sus palabras apenas audibles desde donde estabas. Parecían estar en una conversación profunda, y antes de que pudieras hacer algo, ella se inclinó hacia él y le dijo algo que no pudiste escuchar, pero la expresión de König cambió ligeramente. No te hizo falta ver más. Supiste que ella se le había adelantado.
En los entrenamientos, ella se las arreglaba para ponerte en situaciones incómodas, haciéndote ver como si no estuvieras a la altura. König, por su parte, simplemente no reaccionaba, como si no le importara lo que sucediera contigo. La tensión crecía, y cada día se hacía más difícil soportar la atmósfera en la base.
Pero las cosas tomaron un giro inesperado cuando un nuevo miembro se unió a la KorTac: Ghost. Era un hombre alto, con una presencia imponente, aunque más reservado que el resto. Su mirada, aunque seria, tenía un destello de curiosidad, como si siempre estuviera observando y analizando todo a su alrededor.
Una tarde, mientras caminabas por uno de los pasillos de la base, absorta en tus pensamientos sobre lo que había sucedido con König y tu amiga, chocaste con alguien al doblar una esquina. Fue un impacto fuerte que te sacó de tus pensamientos. Cuando levantaste la vista, te encontraste con los ojos de Ghost, quien te miraba