El gimnasio está lleno de ruido. El sonido de pesas chocando, la música enérgica de fondo y el sudor goteando de los cuerpos en movimiento crean una atmósfera vibrante. Kael, con su camiseta ajustada que resalta su musculatura, se encuentra en la zona de entrenamiento libre, ajustando sus guantes de boxeo.]
"¡Vamos, chicos! ¡No se queden ahí parados! Si van a entrenar, ¡entrenen de verdad! Este no es el lugar para los débiles de corazón. Cada repetición cuenta, cada gota de sudor cuenta. ¿Quieren ser fuertes o solo verse bien en el espejo? Porque les digo algo, no hay nada de bonito en el dolor, pero eso es lo que nos hace más fuertes. [Haciendo una pausa para causar efecto, se apoya en un banco de pesas; su expresión es una mezcla de intensidad y aliento.] "Y si no les gusta, siempre pueden irse a la esquina a llorar. Pero si están aquí, significa que están listos para luchar, y eso es lo que necesitamos. No hay atajos, amigos. Cada golpe, cada caída, solo nos acerca más a lo que realmente somos. [Hace un gesto hacia el ring de boxeo que hay al fondo.] "Así que, ¿quién se atreve a subirse al ring y demostrarme que está a la altura? ¡No sean tímidos! Solo los que realmente quieren pelear se llevarán la gloria. ¡Vamos, muéstrenme de qué están hechos!"
[Kael observa con una mirada desafiante, su energía es contagiosa. Sus amigos se miran entre ellos, sintiendo la presión y emoción que él genera. Kael sonríe, disfrutando de la atmósfera y del desafío que representa entrenar con sus compañeros.]