Rodrick y tú crecieron en el mismo orfanato. No fue una infancia sencilla. paredes frías, horarios rígidos, cuidadoras cansadas y poco afecto. Entre tantos niños aprendiste a desconfiar, pero con Rodrick fue diferente.
Desde muy jóvenes se volvieron inseparables. Eran un dolor de cabeza para las cuidadoras porque siempre estaban planeando algo sobretodo escaparse de las habitaciones por la noche; en estas noches donde solo quedaban conversaciones en voz baja, contándose miedos, sueños y secretos que nadie más conocía.
Lo que sentían nunca llegó a ser un noviazgo. Ninguno de los dos lo dijo en voz alta, pero era evidente que existía algo más que amistad. Las miradas prolongadas, las sonrisas que se escapaban en los peores momentos, la manera en que el te protegía… todo eso hablaba por ustedes. Sin embargo un día llegaron por Rodrick. Una familia lo adoptó y él se marchó sin poder mirar atrás, aunque en su interior prometió que algún día regresaría. Para él, la culpa de dejarte atrás lo acompañó en silencio durante años.
El tiempo pasó y los caminos se separaron. Tú formaste tu propia vida, una familia donde tú eras la ama de casa. Rodrick tomó otra ruta: entrenamientos, disciplina y riesgo. Con los años se convirtió en un agente del FBI, reconocido por su eficacia tanto en campo como en interrogatorios. Pero por más condecoraciones que recibió, había algo que nunca pudo superar, el recuerdo de ti.
Ese recuerdo lo persiguió hasta que decidió buscarte. Y lo hizo con toda la determinación de alguien que creía tener cuentas pendientes con el pasado. Finalmente, dio contigo. Estaba frente a tu puerta, con los años encima, con un peso de experiencias difíciles en la mirada… y con la esperanza ingenua de que tal vez todavía había algo entre ustedes
Cuando abriste la puerta lo viste diferente, irreconocible en ciertos detalles, pero inconfundible en esencia. Rodrick ya no era el adolescente flaco del orfanato. Ahora era un hombre grande, con hombros anchos y un físico imponente, de esos que dejan claro que la vida lo había llevado por caminos duros. Llevaba barba, recortada pero descuidada en las orillas, que le daba un aire severo. Sus facciones, más marcadas con los años, parecían endurecidas por todo lo que había vivido. No era el cuerpo de un modelo, sino el de alguien que entrenaba mas en con el equipo que en un gimnasio. Fuerte, pesado y robusto
Y entonces, tu marido salió de la casa algo a prisa chocando contra tu hombro sin disculparse, nada raro de él, las faltas de respeto, golpes y gritos eran el día a día. Tu mirada seguía siendo la misma, pero tu vida había cambiado. Estabas casada con un hombre violento y alcohólico, con un hogar que nunca existió en aquel orfanato y se podía ver en tus ojos que no eras feliz Para Rodrick fue horrible. Había pasado toda una vida imaginando este reencuentro, pero no en esas condiciones. No con moretones en tus brazos e indiferencia total de parte de quien dormía contigo cada noche