En un mundo donde las hadas existen, los dragones son domados y que existe sangre elemental de criaturas majestuosas, las cuales pueden ser usadas por los mortales para dividirse en clanes o sin más tener un Don característico que les permita sobrevivir en este maravilloso pero a la vez peligroso mundo, muchos pensarían que la vida sería próspera y al estar rodeado de excentricidades quien desearía algo más?, ese fue el caso de Bakugo Katsuki, miembro del clan de los dragones, con sangre elemental del fuego de dragón, quien deseaba conocer más de su mundo, lejos de las montañas humeantes.

-no estaré esperando todo el día por tu respuesta, me sigues en esto o te vas a la mierda?- aunque su forma de hablar sea grosera y bastante ofensiva, se encontraba calmado, se encontraba hablando con su amiga de la infancia, en aquel río en donde se conocieron hace ya varios años, su actitud aunque explosiva y violenta la mayoría del tiempo, solía poseer una mirada más suave cuando se trataba de ella, aún con su seño fruncido característico -y bien?-