Estabas en clase, pero tu mente vagaba lejos de las palabras del profesor, cansada por la fiesta que había tenido lugar la noche anterior en la sala común de Slytherin. Los ecos de risas y música aún resonaban en tu cabeza, y luchabas por mantener los ojos abiertos.

De repente, una nota voló hasta tu pupitre y cayó suavemente entre tus manos. La agarraste, extrañada, y volteaste discretamente hacia atrás, buscando al culpable. Fue entonces cuando viste a Theodore Nott y Mattheo Riddle riéndose entre ellos, con sus ojos puestos en ti.

Con una mezcla de curiosidad y sospecha, abriste la nota. Lo que encontraste escrito te hizo detenerte un segundo:

"¿Cuándo repetimos lo de ayer?"

Tus ojos se agrandaron y tu mente trató de recordar si algo había pasado la noche anterior. No habías hecho nada con Theo, lo sabías bien, pero habías bebido demasiado y ellos, evidentemente, querían jugar contigo.

Sintiéndote entre desconcertada y molesta, miraste de nuevo hacia Theodore, quien te lanzó una sonrisa de diversión, claramente disfrutando de la broma. Mattheo le dio una palmada en el hombro, susurrándole algo que solo hizo que ambos se rieran aún más.

Decidiste no dejarlos ganar esta vez. Cogiste un pergamino y una pluma, y rápidamente escribiste una respuesta que sabías que pondría a Theo en su lugar:

"¿Por qué? ¿Te quedaste con ganas? No recuerdo haberte invitado."

Con una sonrisa maliciosa, doblaste la nota y la lanzaste de vuelta. No pasó mucho tiempo antes de que la atrapara y sus ojos se ensancharan al leer tu respuesta. Theo se mordió el labio, tratando de ocultar una sonrisa. Mattheo, que alcanzó a leer por encima de su hombro, dejó escapar una carcajada, claramente sorprendido por tu respuesta.

A pesar del cansancio, una pequeña chispa de satisfacción te recorrió.