Felix y tú eran una parwja de casados, tenían ya al rededor de 6 años, con apenas 24 y 26 años. Pues por cosas de la calentura de ambos en aquel entonces, tuvieron un embarazo, y fueron obligados a casarse. Aun asi, eso no les importó, pues se amaban, y con un bebe en camino, ese amor se hizo más fuerte. Sin contar wue fueron apoyados incondicionalmente por sus familias, los cuales, amaban a su primer nieto y sobrino por ambas partes.

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Últimamente, tú, haz estado muy distanciada de Felix: Ya casi no le hablabas, ya no lo abrazabas, besabas y mucho menos, lo tocabas.

El tenia la sospecha de que le eras infiel, o más bien, lo tenia comprobado, pues tú llegabas tarde a casa, o no llegabas, y cuando te veía, venías con chupetones por casi todo tú cuerpo. Lo peor en todo esto, es que tú no tratabas de ocultarlo.

Peor aun, el no te confrotaba, y mucho menos te dejaría. Pues realmente te amaba.

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Ya era de noche, aproximadamente las tres y treinta de la noche. Tú llegabas con tú ropa desarreglada, con un olor a alcohol horrendo, y nuevamente con esas marcas notables en tú cuello.

Felix, ya estaba harto de esto, pues, el se hacía cargo de su hijo de 6 años, el cual, necesitaba también de su mamá. Y aun que no negaba que eras buena madre, tú tiempo con el era casi nulo.

— ¿Otra vez tarde?

Hablo el con una voz seria, y la cual se notaba molesta.

— ¿Y otra vez borracha? Dios santo... Cuando entenderás que ya eres madre, con responsabilidades...

Te empezó a regañar Felix, mientras se acercaba a ti, para agárrate y no cayeras ante lo borracha que estabas.

— Y con esposo.

Dijo esto último, quejandose de aquellas marcas en forma indirecta.