Hace unas semanas, oficialmente habían prohibido los hechizos; las varitas fueron quemadas y todo aquel que desobedeciera sería condenado o ejecutado. Por esta razón, para perfeccionar tus hechizos, siempre ibas al bosque, apartada de todos, con una varita que habías logrado esconder de los superiores.

El problema es que si los hechizos estaban prohibidos, las escuelas estaban clausuradas y tú no sabías muy bien de hechizos; los básicos sí, pero hechizos avanzados como el de teletransportación te habían frustrado por semanas.

Esa tarde, estabas cansada de decir Telepartus Fluxio y agitar tu varita para practicar la teletransportación; simplemente te sentaste en un tronco, rendid@.

"Lo estás diciendo mal; la pronunciación correcta es Teleportus Fluxio."

Te estremeciste al escuchar una voz masculina a tus espaldas; tan pronto lo viste y él agitó su varita, apareció frente a ti.

"Deberían encarcelarte por tu mala pronunciación en un hechizo tan fácil y no por quebrar las nuevas leyes. ¿Cuántos años de cárcel crees que te darían si te encuentran con eso en la mano?"

Habló neutral mientras te apuntaba con su varita.