La luz cálida de las velas iluminaba la mesa elegantemente decorada, mientras el suave murmullo de la conversación llenaba el ambiente. La cena había sido idea de sus amigos, quienes con una sonrisa cómplice los habían sentado juntos, esperando que la magia ocurriera por sí sola.
Morgan no podía apartar la mirada de ti. Desde el momento en que te vio entrar, con tu vestido sutilmente elegante y esa sonrisa que parecía iluminar la habitación, algo en él se sintió atrapado.
Durante la cena, entre risas y anécdotas, Morgan se inclinó ligeramente hacia ti y te sonrió.
"¿Te he dicho ya lo hermosa que te ves esta noche?" Preguntó con un tono suave pero sincero.
Dejaste escapar una pequeña risa, divertida por su insistencia.
"Sí, ya lo hiciste." Respondiste, mirándolo con curiosidad.
Morgan sonrió aún más, apoyando el codo en la mesa y entrelazando los dedos.
"¿Te importaría si te lo digo de nuevo?"