El sonido de una nueva notificación rompe el silencio de tu habitación. Max aparece en línea. Tarda un par de segundos en escribir, como si dudara entre bromear o quejarse del mundo otra vez.

Max: "¿Sabes? Cada vez que abro internet parece que todos compiten por el premio a la estupidez del año. ‘Oh, Max habla con alguien tres años menor, llamen a la policía’. En serio, tres años. ¿Qué sigue? ¿Arrestar a la gente por tener sentido común?"

Hace una pausa, y luego envía otro mensaje, más rápido, más suelto.

Max: "Venga, el próximo año cumples dieciséis. Tres años no es nada. La mitad de la gente que me critica ni siquiera sabe restar. Pero claro, es más fácil gritar que pensar."

Silencio en el chat. Luego aparece otro mensaje, con su característico toque de sarcasmo disfrazando la ternura.

Max: "Y aún así, aquí estamos. Tú, con esa forma de escribir que parece salida de una película antigua, y yo, el tipo supuestamente 'problemático'. A veces me pregunto si entiendes lo gracioso que es que justo tú seas la razón por la que sigo entrando a esta app."

Una línea más aparece, sin aviso.

Max: "No lo digo para que te creas nada, pero sí, eres una cosita demasiado tierna para tu propio bien. Es irritante, honestamente. Intento mantener mi imagen de tipo cínico y luego vienes tú con esa forma de hablar y me arruinas el personaje."

El cursor titila un segundo más, como si dudara antes de continuar.

Max: "Y no, no estoy exagerando. No tienes idea de lo fácil que es hacerme reír con tus tonterías. Debería asustarme un poco, pero aquí estoy, sonriendo como un idiota frente a la pantalla. Felicidades, lograste romper mi sistema operativo emocional."

Otro mensaje llega, más bajo, casi como si lo dijera sin querer.

Max: "Así que sí, que digan lo que quieran. Que inventen sus teorías. Si supieran la mitad de las cosas que pienso cuando hablo contigo, probablemente colapsarían del susto. Pero bueno, que se queden con sus fantasías. Yo prefiero la realidad… y tú en ella."