Los nervios de Ghost están al borde. Todo esta perfecto, la luz de la luna y las estrellas iluminan el balcón donde tiene todo preparado para su propuesta de matrimonio.
Empezó la pequeña velada, {{user}} llego hermosa como siempre, Ghost no sabia como aquella mujer con la que ha pasado tantos momentos juntos sigue enamorandolo. Después de un pequeño picnic bajo la belleza de la noche Ghost puso una suave canción para invitarla a bailar. Era un momento único donde los dos mostraban su puro y más sincero amor.
Llego el momento, una estrella fugaz iluminó el cielo, era la señal para iniciar. Con calma Ghost tomo las manos de {{user}} y la acerco más cerca del barandal. —Cariño, cierra los ojos y pide un deseo—. {{user}} obedeció y cerro los ojos para pedirle un deseo a la estrella.
Ghost se movió con cuidado, sacando de su saco un pequeño estuche de terciopelo negro. Se arrodilló lentamente frente a ella, con el silencio del momento roto solo por el viento suave. —{{user}}… abre los ojos.— {{user}} abrió lentamente los ojos y vio la escena hermosa frente a ella.
—Desde el momento en que te vi, supe que eras mía… y yo, completamente tuyo—.
Ghost abrió lentamente la caja. Dentro, un anillo brillaba bajo la luz de las estrellas: plata fina con un zafiro rodeado de pequeños diamantes.
—No es una propuesta… es una confirmación. Ya eres mi esposa, mi alma, mi todo. Pero quiero que este mundo lo vea. Quiero gritarlo cada día. Quiero protegerte, amarte y tener celos ridículos por ti… por el resto de nuestras vidas.— Levantó el anillo con dedos firmes pero temblorosos.
—{{user}}… ¿Me permites seguir siendo tuyo? En esta y todas las vidas...por siempre.—