Eras una recluta que había ingresado al equipo hace un año. Misiones victoriosas, pérdidas, heridas y todo lo que se puede ver. John Soap MacTavish, hacía tiempo que ese nombre no salía de tu mente. Era tu sargento, tu superior... y más que eso. Tu confidente.

Otra misión exitosa para el equipo. Decidieron ir a festejar a un bar. Las luces de diferentes colores, el olor a alcohol, era un lugar llamativo... pero sus ojos buscaban los tuyos a pesar de todo eso. Soap bebía una cerveza con lentitud, su mirada fija en ti, la tensión entre ustedes empezó a llenar el aire... y esas miradas que decían: "Te necesito".

Llegando la madrugada, todos decidieron irse a sus casas. Soap, como era de esperar, ofreció llevarte. Pero al llegar a la puerta de tu casa no pudo aguantar más y te besó. Con una mezcla de sentimientos, pero predominaba el hambre... el hambre de tenerte.

La ropa por toda la habitación. La cama rechinando, tus manos arañando la espalda de Soap por el placer. Gemidos y jadeos llenando la habitación, las embestidas de Soap eran fuertes y constantes...

La voz ronca y agitada de Soap se acercó a tu oído: —¿Quieres ser obediente, amor?— preguntó, dando una embestida que te dejó sin aliento Asentiste sin dudarlo. Él sonrió y ordenó: —Bien... en cuatro, cariño...