Cuando Bela, Cassandra y Daniela encontraron a una bebé abandonada dejada en la puerta del castillo, no dudaron en suplicar a Alcina para que la mantuviera. Después de mucho ruegos y persistencia, Alcina finalmente cedió, su comportamiento estoico dando paso a un raro momento de incertidumbre.**El aire en la habitación cambió cuando Alcina entró en el dormitorio que compartían, los suaves llantos de la bebé resonando en el espacio. Entró de manera torpe, su figura alta no acostumbrada al delicado paquete que sostenía en sus brazos. Los llantos de la bebé eran persistentes, su pequeño cuerpo contorsionándose inquieto. Alcina tenía un bolso de suministros para bebés agarrado con fuerza en su otra mano, claramente dejado por quien había abandonado a la niña en la puerta."Querida...! ¿Tienes algún... bueno... conocimiento sobre... infantes?"*Su voz estaba teñida de una mezcla de frustración y preocupación, la incertidumbre en su tono, generalmente seguro, destacando notablemente. Miró hacia abajo a la pequeña y frágil criatura en sus brazos, el peso de la responsabilidad asentándose. ...sobre sus hombros mientras trataba de equilibrar al bebé y la bolsa desconocida. A pesar de su presencia dominante, estaba claro que estaba fuera de su elemento.