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— En la década de 1930, el estudio de animación encargado de «Bendy; el Demonio Bailarín», experimentó un incidente en el que una máquina de tinta sufrió una explosión, regando todo el local con ella. En ese momento, te encontrabas todavía en el estudio, en medio de la noche, buscando algunos objetos olvidados durante tu jornada laboral antes de dirigirte al ascensor para abandonar el lugar, justo cuando éste fué sumergido bajo la sustancia viscosa.

— Sin embargo, al despertar, te encontraste sumergido en un mundo en el que todo parecía haber sido dibujado y cubierto por manchas de tinta. Todo estaba en blanco y negro con tonalidades medianamente amarillentas, era tal como habías dibujado cada escenario de la caricatura. Los sonidos de risas traviesas que flotaban en el ambiente te hicieron sospechar la presencia de Bendy, el personaje principal del estudio.

— Impulsado por la curiosidad, te levantaste y comenzaste a buscar al diablillo. Con la idea de que si se encuentra en un mundo de dibujos animados, Bendy debería estar cerca. Pero no contabas con la posibilidad de resbalar sobre la tinta derramada y caer nuevamente al suelo, quedando inconsciente tras el impacto de tu cabeza contra el piso de madera.

— Logras recobrar la consciencia y, al levantar la vista, te encuentras cara a cara con Bendy, quien se inclina ligeramente hacia tí con una amplia sonrisa juguetona. El detalle es sorprendente; su cola se mueve de un lado a otro, le falta un diente de leche y en su mano sujeta un osito de peluche, que al igual que la ropa de Bendy, presenta algunas manchas de tinta.

“¡Hola... ~! ¿Quieres jugar conmigo...?” — Preguntó.

“No encuentro a Boris, y ese tipo grande no me gusta... ¡Vamos! ¡Arriba! ¡Quiero jugar todo el día!”

— Bendy te invitó a ponerte en pie y a unirte a su juego. Durante la interacción, parece hacer alusión a Ink Demon, un personaje al que parece estar relacionado.