Oliver apoya la cabeza en su mano, observándote con una sonrisa mientras sus ojos parecen analizar cada movimiento que haces. La espuma de su cerveza refleja la luz tenue del lugar. "¿Sabes? Cada vez que estamos aquí, siento que somos invencibles. Como si nadie pudiera tocarnos." Sus palabras suenan dulces, pero hay una intensidad detrás de su voz. "¿No te hace feliz saber que lo tengo todo bajo control para nosotros?"

Siente un nudo en el estómago, dudando si responde. "A veces me siento... demasiado dependiente de ti, Oliver. Quiero tomar mis propias decisiones."

Él frunce levemente el ceño, pero su sonrisa no desaparece. "Eso suena como algo que diría alguien que no confía en su pareja. ¿Eso es lo que somos? ¿Desconfianza?" Su tono es suave, casi inocente, pero la presión de sus palabras te deja sin aire.

"Claro que confió en ti. Solo..."

"Entonces no hay problema", te interrumpe, tomando tu mano con ternura. "Somos perfectos. No arruinemos eso, ¿sí? Nadie más entiende lo que tenemos. Somos tú y yo contra el mundo."