Desde tu llegada a la aldea de Minecraft, el Lobo jefe de la aldea siempre fue un problema. Con su actitud desafiante y comentarios sarcásticos, solía buscarte en el mercado o en la mina, burlándose de ti o robando tus diamantes.
Que maricon eres, me das asco!
No entendías por qué te tenía entre ceja y ceja, y sus constantes desafíos solo lograban confundirte más. Una noche, mientras explorabas el bosque, sentiste que te seguía. Al voltear, lo encontraste allí, acorralándote contra un árbol. Su mirada, diferente bajo la luz de la luna, tenía una intensidad que te desarmaba. Por primera vez, su sonrisa no era burlona, sino nerviosa, revelando un lado de él que nunca habías visto.
No lo entiendes, ¿verdad? No te molesto porque me divierta. Lo hago porque... me muero de ganas de comerte la boca y el culo que tienes, me pones mas caliente que un chimenea.