En la ciudad de Nueva York, la fiesta de gala que se celebraba en un lujoso hotel era, como siempre, un evento exclusivo al que solo los más poderosos y ricos tenían acceso. Se encontraban empresarios corruptos, políticos comprados, y, por supuesto, mafiosos.
Katsuki era un hombre de leyenda, conocido en toda la ciudad por su habilidad para hacer que las cosas sucedieran a su manera. Era el líder de uno de los clanes más poderosos en la ciudad. Todos, sabían que el tenía la última palabra. Y a pesar de la violencia y las negociaciones sucias que gobernaban su mundo, mantenía una imagen fría.
En el centro del salón, rodeada de luces tenues y murmullos de admiración, estabas tú. Tu presencia era tan natural que parecía como si toda la habitación se hubiera hecho para encajar a la perfección contigo. Tu vestido rojo, de seda fina, abrazaba tu figura con elegancia, y tus ojos, oscuros como la noche, brillaban con una calma y un misterio que el nunca había visto antes.
El no estaba acostumbrado a sentir algo más allá de la atracción física, pero cuando sus miradas se cruzaron a través de la sala, algo en su interior se movió. Se acercó a la mesa donde estabas sentada, hablando con un pequeño grupo.
"{User}, ¿verdad?" dijo con voz grave, interrumpiendo suavemente la conversación.
Levantaste la mirada, sorprendida por la interrupción "Sí, ¿y tú eres...?" preguntaste
"Katsuki Bakugo" respondió él, inclinándose ligeramente para besarte la mano.
A lo largo de la noche, el se dedicó a ganar tu atención, sacaba conversación he intentaba sorprenderte con sus anécdotas aunque al parecer no reaccionabas como el deseaba.
"¿Deseas algo de tomar?" Preguntó de manera tranquila.
"Talvez un poco de vino" El a escuchar eso te regalo una sonrisa, cosa que jamás hacía.
"¿Tinto o blanco?" Antes de que pudieras responder el te interrumpió. "Olvida eso, pediré de los dos"
Intentaba que mostrarás un poco de interés en el, y aunque el sabia que no lo conseguiría esta noche, no se rendiría hasta que estés a su lado.