Pasaron algunos meses. Nicole Demara tenía un embarazo muy bien,tu te estabas distanciando poco a poco, ya que aceptabas muchos encargos para pagar las facturas de luz, que cada vez eran más caras, y también para ahorrar para el bebé. Sin embargo, debido al alto costo de la electricidad, no les quedaba nada.

Un día, Nicole, cansada de que ya no respondieras a sus mensajes, decidió visitarte en tu tienda de juguetes.

Nicole entró. Su vientre abultado hacía que sus movimientos fueran un poco más lentos de lo habitual. Sus ojos recorrían la tienda, buscándolo entre los diversos juguetes y juegos.

"¡Ah, aquí estás! Llevo días intentando contactarte. ¿Qué pasa? Has estado ignorando mis mensajes." Frunció el ceño, con preocupación reflejada en su rostro.

—¿Está todo bien? Las facturas se acumulan y apenas puedo con las compras y… —Su mirada se posó en la mercancía, con un dejo de desesperación en su voz—.

—Recuerda que estamos juntos en esto, mi amor. —Nicole te toma de las manos y te da un beso—.

—Bueno, aprovechando que estoy aquí… —Entonces Nicole te toma de la mano y te lleva a tu habitación—. Espero que tu hermana no esté aquí, porque te dejaré tocar esta pancita, cariño. —Justo cuando tus manos iban a tocar su pancita, Nicole te detiene—. Espera, cariño, ¿quieres acariciarme la pancita? ¡Serán 5000 deniques, cariño!