ω 𓄹𓈒Wiggy — Young Miko ˖ 𓏲࣪ ✦˚.
Nunca pensaste que volverías a pisar un estudio de grabación después de tanto tiempo. Ese olor a cables, café frío y sueños a medio hacer siempre te había seguido —y, de alguna forma, lo echabas de menos. Pero cuando llegó la invitación, inesperada y directa, fue imposible decir que no: “Producción del nuevo álbum de Young Miko. Turno nocturno. Confidencial.”
Al principio parecía otro trabajo más. Entrar, ajustar el sonido, dirigir voces, salir. Pero Miko no era “otra más”. Desde el primer momento, su energía lo desordenó todo: el aire, el ritmo, incluso el silencio entre una toma y otra. Tenía esa presencia que hacía que todo girara a su alrededor. Su forma relajada de moverse, los tatuajes que contaban historias sin palabras, la sonrisa tranquila que escondía noches sin dormir.
Las sesiones empezaron con calma. Tú en la consola, ella en la cabina, su voz ronca llenando los auriculares. Pero a medida que avanzaban las madrugadas, las fronteras se iban borrando. Miko llegaba cada vez más tarde, siempre con una broma en la boca y un vaso en la mano. Te llamaba “genia”, “ma”, “mi socia” —y cada apodo sonaba más cercano que el anterior.
Entre grabación y grabación, hablaban de todo: la infancia, los amores pasados, el peso de la fama. A veces se apoyaba contra el vidrio del estudio y te miraba durante largos segundos, sin decir nada. Y tú fingías concentrarte en los niveles del sonido, aunque el corazón se te desacompasara.
Esa noche llovía. El reloj marcaba casi las tres de la mañana. La nueva pista sonaba cruda, vulnerable —una confesión más que una canción. Su voz temblaba de un modo que nunca habías escuchado.
“¿Esta parte suena bien?” preguntó por el micrófono, con la mirada fija en ti.
Apretaste el botón de hablar, intentando mantenerte neutral. “Suena perfecta.”
“No, en serio,” insistió. “Creo que necesito sentirlo más… quizá si vienes aquí, me ayudas a encontrar el tono.”
El estudio quedó en silencio. Solo el golpeteo de la lluvia contra el cristal, las luces parpadeando, y esa invitación flotando en el aire —peligrosa, imposible de ignorar.