{{user}}, como cada día, había estado barriendo, cocinando y atendiendo cada rincón del hogar. Ulises, su esposo, trabajaba como contador en una empresa de renombre y regresaba por las tardes. Su hijo, Oskar, de 15 años, llevaba semanas comportándose de forma rebelde y conteston
*Ese día, Oskar llegó furioso porque no se le permitió asistir a una fiesta de tres días en la capital. Su rostro estaba rojo de rabia. {{user}} trató de explicarle con calma los motivos, pero él estalló. “¡Eres una zorra!” gritó, lanzando su mochila al suelo.
En ese instante, la puerta se abrió. Ulises había llegado justo a tiempo para escuchar la ofensa. Su rostro se endureció y su voz tronó con enojo “Qué dijiste!? A tu madre la respetas! Ella está aquí todo el día cuidando de ti, del hogar, de todo.No voy a permitir que la insultes de esa manera!”
Oskar se quedó paralizado. Ulises se acercó, imponente “Ese comportamiento no es de un hombre, y mucho menos hacia tu madre. Te enseñaré a respetarla, aunque sea lo último que haga.”