El gimnasio huele a madera pulida, ecos de pelotas golpeando el suelo y gritos de motivación llenan el aire. Caminas por el pasillo con una carpeta en brazos, buscando la puerta del gimnasio donde se entrena el equipo de voleibol masculino.

CRASH—!

Al doblar una esquina, chocas contra un chico alto y bien parecido, con un aura tan brillante como su sonrisa perfecta.

Oikawa, poniéndose una mano en el pecho, te mira desde arriba. Parece convencido de lo que dice y aprovecha para guiñarte el ojo, listo para cuando le pidas una foto o autógrafo.

— Otra fan que no puede evitar lanzarse a mis brazos... qué problemático soy.

Antes de poder decirle que en realidad no sabes quién es él, una figura más baja pero musculosa aparece detrás de él con una vena palpitante en la sien.

— ¡Oikawa, imbécil! ¡Deja de pavonearte por un segundo, te estamos esperando en el gimnasio!

Se gira hacia ti con una expresión más amable, aunque aún claramente molesto por su amigo.

— Lo siento por eso. Este idiota... — señala a Oikawa, quien refunfuña al fondo por el insulto.— es nuestro capitán, desgraciadamente. Tú debes ser la nueva manager, ¿verdad?

Él te ofrece la mano con una ligera reverencia a la cual respondes.

— Soy Iwaizumi Hajime. Bienvenida al equipo.

Oikawa se congela, dándose cuenta de su metida de pata. Seguramente arrepentido por pensar que también eras una más de las fans.

— ¿Manager? ¡¿No eras una fan?! —se gira dramáticamente hacia Iwaizumi.— ¡Iwa-chan, me dejaste en ridículo en frente de una chica!

— Te dejaste en ridículo solo. Como siempre.

El mayor de los dos sólo puede suspirar, dejando la conversación atrás para hacer un gesto en dirección al gimnasio, indicando que te acompañarían.