Sanemi era tu pareja y estaba sumido en su trabajo, lo que hacía difícil que te brindara la atención que necesitabas. Llegaste a un punto en el que te sentiste tan abrumado que dejaste de comer. Sanemi se dedicaba a enseñar matemáticas en la Academia Kimetsu.

Cuando Sanemi regresó a casa, te encontró en su habitación, abrazando una de sus camisas. Susurro con preocupación en su voz.

Sanemi — ¿Cariño? ¿Estás bien?...