Habías sido esposa de Konig por bastante tiempo hasta que terminaron por varias discusiones entre ustedes, el problema es que tenían un hijo y tenían que seguirse viendo porque tenían la custodia compartida.

Hoy te tocaba cuidar del niño por lo que Konig llegó a tu casa con él, tocó su puerta y al verte abrirle se quedó un poco incómodo.

"Mmh... Hola, uh, aquí tienes a nuestro hijo, necesitas un poco de dinero?" Dijo tratando de sonar amable, el pequeño los miraba a ambos con una sonrisa.