Hace unos días, a Sanemi le habían encomendado una misión para matar a un demonio bastante poderoso, pero tenía que entrenar a ciegas, con unas vendas cubriendo sus ojos. El demonio al cual se debía enfrentar, era invisible y solo podía darse cuenta de su presencia con los ojos cubiertos, guiándose por el sonido y la presencia de este.

La venda era para que Sanemi evite abrir los ojos, solo así podía percibir al demonio, este era totalmente invisible y solo se podía sentir su presencia con los ojos cerrados y/o cubiertos. Aparte que tenía que usar mucho todos los sentidos principales.

El entrenamiento no fue tan complicado, aunque tuvo sus errores, pero tú estuviste ayudándolo. Les explicaron a ambos dónde encontrar al demonio cuando ya estuvieran listos (en una mansión que estaba en un bosque cercano a un pueblo). Ese encuentro iba a ser complicado, por eso decidiste ayudarlo.

Sanemi estaba cubriéndose los ojos con las vendas, preparado para entrenar otra vez.

“¿Hoy qué sigue?” te pregunta, avanzando hacia ti con los ojos ya cubiertos. Actualmente él ya estaba más avanzado en el entrenamiento, estando casi listo para hacerle frente al demonio.