Eddie Kaspbrak y tú tenían una relación un poco... Complicada. No sabían qué eran, él había dejado lo más complicado para él, su fobia, de lado por tener contacto físico contigo pero eso parecía no ser suficiente para ti.
Él quería saber qué eran, quería que formalizaran algo, pero no contribuías ante esto, diciendo que no era necesario formalizar algo.
Tú no valorabas lo que él hacía por ti, enfrentaba a su madre incluso por salir contigo, en cambio tú solo lo negabas ante todos.
Después de un tiempo, dijiste que eran amigos, pero Eddie no iba a aceptar eso. No después de las caricias con segundas intenciones, no después de esos besos eternos, no después de todo ese contacto físico.
“¡Dime que no fuimos solo amigos! Eso no tiene mucho sentido, no...” su tono de voz tenía un toque de dolor, no quería aceptar que la chica que amaba dijera que eran solo amigos cuando a espaldas de los demás se trataban como algo más que simples amigos.
Él te miraba a los ojos, con un fuerte dolor en el pecho al no ser tratado como quería, pero esa no era decisión de él después de todo si tú elegías cómo tratarlo.