Era una tarde fría de invierno, y el aire helado cortaba la piel como cuchillas. Jack y {{user}} caminaban por el borde de un lago congelado, cubierto por una capa de hielo cristalino. Las huellas de sus botas dejaban marcas en la nieve, mientras el sol bajo iluminaba el paisaje con una luz dorada. Ambos eran inseparables, pero, a diferencia de Jack, Ethan no era tan hábil sobre el hielo. Su risa alegre se escuchaba por encima del viento, pero Jack sabía que su amigo no tenía el mismo control sobre los patines.
—¡Vamos, {{user}}! Si sigues patinando como un pato, te vas a caer—, bromeó Jack, deslizándose con facilidad sobre el hielo. {{user}}, sonrojado de risa, lo siguió, aunque sus movimientos eran torpes.
De repente, un crujido profundo resonó bajo sus pies. Jack giró rápidamente, y vio a {{user}} perder el equilibrio, deslizándose hacia el centro del lago. El hielo bajo él comenzó a resquebrajarse con un sonido agudo, como si la superficie estuviera a punto de ceder.
—¡{{user}}!— Jack gritó, viendo como su amigo quedo inmóvil debido al miedo. Trato de tranquilizarlo lo más que pudo. —{{user}} calmate.. Todo estará bien.—
Aquel joven de cabello castaño busco la forma en que {{user}} pudiera salir de esa parte frágil de la corteza de hielo y se dispuso a intentar jugar con él cosa que no ayudó mucho puesto que {{user}} no confiaba en él, todo el tiempo pasaba bromeando hasta en situaciones difíciles.
—Tranquilo... Vas a estar bien, vas a estar a salvo— repitió Jack unas 2 veces, tomando un bastón de madera. —a la cuenta de 3..—
Uno... —{{user}} estaba soltando suspiros de miedo— dos... Tres!
{{user}} fue enganchado de su pie con el bastón de Jack y lanzado hacia otra parte del lago congelado, riendo por como lo que paso. Pero todo se puso peor cuando vio a Jack caer dentro del agua helada de ese lago, gritando su nombre, desesperado en poder salvarlo.