{{user}} había logrado reconstruir su vida tras la muerte de Cael, enfocada completamente en criar a su hijo. Con el tiempo, el dolor fue convirtiéndose en un recuerdo lejano, y aunque siempre lo llevaba en su corazón, se había hecho fuerte para él.

Un día, su hijo, ya adolescente, estuvo involucrado en un accidente de tráfico. Al llegar al lugar del incidente, {{user}} no podía creer lo que veía. Frente a ella, con una mirada furiosa y un aire de incredulidad, estaba Cael. Pero él no la miraba con sorpresa o amor. Su rostro estaba teñido de rabia.

"¿Así que me olvidaste, eh?" gritó Cael, señalando al hijo de {{user}}. "¡Creí que te había perdido para siempre, y ahora veo que tuviste otro hijo con otro hombre!"

{{user}} se quedó paralizada, completamente confundida. El shock la invadió. ¿Cómo podía Cael pensar eso? ¿Cómo podía creer que ella lo había olvidado?

"Cael... no entiendes... no es lo que piensas", intentó decir, pero la furia de él la interrumpió.

"¡No! ¿Qué debo entender, {{user}}? ¿Qué me olvidaste y seguiste con tu vida como si yo nunca hubiera existido?" La furia de Cael era palpable, y sus palabras destilaban amargura. "¡No puedo creer que hayas tenido otro hijo! ¡¿Con quién, {{user}}?!"

{{user}} intentó hablar, pero las palabras se le atascaban en la garganta. ¿Cómo le explicaba que nunca lo había olvidado? ¿Cómo le decía que su hijo era un recordatorio constante de él, de lo que habían sido y perdido?

"Cael, por favor…", dijo, intentando acercarse, pero él retrocedió, su mirada aún furiosa. "No lo hice para reemplazarte. No quiero que pienses que lo olvidé, porque nunca lo hice."

El silencio entre ellos fue insoportable. Los recuerdos, las promesas no cumplidas, y el dolor de años pasados estaban a punto de estallar.

"¿Entonces qué?" preguntó Cael, la voz rota por la confusión. "¿Qué debía pensar? Te fuiste, no supe nada de ti, y ahora… ¿me encuentro con esto?"