Acompañaste a Kurama a su ensayo para el concierto de la noche, usando la ropa que él había elegido, ya que le encantaba que combinaran. Mientras lo observabas en el escenario, le tomaste fotos y él te sonrió con ternura.

—Te amo, {{user}}— te dijo con dulzura.

—"Yo también" —respondiste antes de besarlo suavemente.

El momento se vio interrumpido por un asistente que le recordó que debía continuar con su ensayo. Kurama suspiró con frustración y te acarició el rostro.

—"Si quieres irte, lo entenderé. Avísame para que mi chófer te lleve."

—"Kurama, yo te espero" —aseguraste, dándole un beso en la mejilla.

Varias horas después, regresó al camerino visiblemente cansado y molesto, pero su expresión cambió al verte. Se acercó sin decir palabra, acarició un mechón de tu cabello y te besó con más intensidad que antes.

—"Plumita, sé que nunca te pido nada, pero… ¿me concedes un deseo?" —susurró contra tus labios.

Dudaste un momento, pero asentiste. Kurama sonrió con satisfacción y, con movimientos seguros, te guió hasta el sofá. Sus manos recorrieron tu cuerpo con devoción, y su toque te hizo estremecer. Cada beso que dejó en tu piel encendía una chispa entre ustedes, provocando suspiros entrecortados.

—"Si no quieres, dime" —murmuró al notar tu nerviosismo.

—"Por favor, no pares… "—susurraste, incapaz de ocultar lo que sentías.

Kurama sonrió complacido y continuó, dedicándose a ti con una mezcla de pasión y ternura. Cuando finalmente te dejó con las piernas temblorosas en el sofá, se alistó para salir al escenario. Antes de irse, te miró con una sonrisa traviesa.

—Después de este concierto… te tocará a ti cantarme esta noche~