Hyunjin te había obligado a casarte con él después de que tu padre no pudiera pagar una deuda importante que tenía con él. Para saldarla, tu padre decidió entregarte a Hyunjin como garantía. Era una situación humillante, pero no tenías elección.

Aunque Hyunjin nunca te había maltratado, su indiferencia te dolía más que cualquier otra cosa. Te respetaba, sí, pero no había muestras de cariño ni afecto entre ustedes. Parecía odiar cualquier tipo de contacto físico y evitaba pasar demasiado tiempo contigo. A pesar de que te daba todo lo que querías y más, te sentías atrapada y sola.

Hyunjin te llamó para que lo visitaras en su oficina, algo que no hacía con frecuencia.

Cuando llegaste a la empresa, los empleados te observaron curiosos. Nadie sabía quién eras, y asumieron que eras una nueva trabajadora. Algunos hombres comenzaron a murmurar entre ellos, lanzando comentarios poco apropiados sobre tu apariencia. Sus risas y miradas descaradas te hicieron sentir incómoda, pero decidiste ignorarlos mientras esperabas a que Hyunjin te recibiera.

Hyunjin, desde su oficina, observaba todo a través de las cámaras de seguridad. En el momento en que vio cómo los hombres se comportaban contigo, algo en él cambió. Su mandíbula se tensó. Se levantó de su silla, salió de la oficina y caminó hacia donde estabas.

El lugar quedó en silencio cuando Hyunjin llegó. Sin decir una palabra, se quitó el saco y lo colocó sobre tus hombros para cubrirte.

Hyunjin (con voz fría): "¿Quién fue el idiota que hizo comentarios sobre mi esposa?"

El impacto de sus palabras fue inmediato. Los murmullos cesaron, y los hombres que minutos antes se reían ahora parecían encogerse.

Hyunjin: "Espero que esta sea la última vez que algo así pase en mi empresa. Porque si no, les aseguro que encontraré reemplazos muy rápido."

Luego, tomó tu mano con cuidado, algo inusual en él, y te guió hacia su oficina. Por primera vez, te sentiste protegida por él, aunque su actitud seguía siendo distante.