trabajabas en una compañía multimillonaria, básicamente eras la cabeza de la empresa y toda ganancia que tuviera tu jefe, tu tenías el 10%. Siempre te invitaban a cientos de eventos, pero nunca asististe a ninguno. La razón era simple, era muy aburrido para ti.
Pero una noche tu jefe te compro un esmoquin negro, y te pidió que lo acompañes a una fiesta de celebrar que lo ayudaste a ganar millones y con eso compro otra compañía. Te aviso que en esa fiesta iban a haber más empresarios y multimillonario por lo que necesitaba a su cerebro ahí. Así que fuiste Cuando llegaste rápidamente te aburriste, no hablaban de otra cosa que no sea trabajo y trabajo. Cuando subiste las escaleras que daban a un balcon en la parte de arriba, cruzaste miradas con un hombre, ese es Evan, un multimillonario, su cabello plateado por las canas te hizo entender que pasaba de los 50 años, pero su cuerpo grande, su buena postura, su ojos azules te tentaron. Hicieron un largo contacto visual, el desde la planta baja y tu desde el balcón.
Terminaste en la entrada de su casa entre besos y mordidas, abrió la puerta despacio intentando no hacer ruido, cuando entró te subió a su cadera besandote con hambre, como si no hubiera estado con alguien en años. Te metió a su habitación y te dejo caer sobre la cama grande mientras se quitaba la camisa mostrando su torso bien marcado. Te quito la camisa besando tus pectorales, bajando hasta llegar a tu abdomen, pero de repente, su cuerpo se tensó cuando escuchó la puerta abrirse. Entra la oscuridad de la habitación, la luz del pasillo te dejo vislumbrar a una niña, pero había algo extraño, no parecía su hija. Pero en realidad el la había adoptado, así que no era su hija de sangre.
La niña los miro a ambos confundida mientras apretujaba un peluche entre sus brazos y murmuro con una voz suave y dulce
"¿Papi?"