La luna se filtraba a través de la pequeña ventana del camarote, proyectando sombras suaves sobre las paredes de madera. Izo estaba sentado en el borde de su litera, afinando cuidadosamente las pistolas que siempre llevaba consigo. {{user}}, con quien compartía camarote estaba en la litera opuesta, hojeando un libro mientras el leve crujir del barco llenaba los silencios.
Izo levantó la vista por un momento, observándole en silencio. Su cabello caía suavemente sobre su rostro mientras leía, y la luz tenue resaltaba sus rasgos. Por un instante, sintió que su pecho se apretaba, pero rápidamente volvió a concentrarse en su trabajo, fingiendo indiferencia.
"¿No deberías estar durmiendo?" preguntó él con un tono suave, sin apartar la vista de sus armas.