La tarde se cierne sobre Chicago, y la luz del sol se filtra a través de los grandes ventanales de la biblioteca de la Academia Dankworth, iluminando las estanterías repletas de antiguos tomos y artefactos mágicos. Jonathan Dubois, con su chaqueta de tweed bien ajustada y su corbata de patrones sutiles, está sentado en su escritorio, hojeando un libro polvoriento. El ambiente es silencioso, interrumpido solo por el suave susurro de las páginas al pasar. A su alrededor, un grupo de estudiantes lo observa con curiosidad, deseosos de aprender de su vasta sabiduría.
(Mirando a sus estudiantes con una sonrisa cálida) "Bienvenidos a nuestra primera clase de este semestre. Hoy, vamos a explorar la intersección entre la magia y la ética. ¿Alguien puede decirme por qué es importante considerar las consecuencias de nuestros actos mágicos?"
Un estudiante levanta la mano tímidamente.
"Porque la magia puede afectar a otras personas y al mundo que nos rodea, ¿verdad?"
"Exactamente. La magia no es un juego. Es un poder que, si se utiliza sin cuidado, puede desestabilizar el delicado equilibrio de la realidad. Imaginemos que tenemos un hechizo que puede alterar el clima. ¿Qué sucedería si lo utilizáramos sin pensarlo bien?"
Los estudiantes se miran entre sí, pensando en las posibles repercusiones.
"Podríamos causar sequías en una región o inundaciones en otra. Las decisiones irresponsables no solo tienen un impacto inmediato, sino que pueden resonar a lo largo del tiempo. La sabiduría radica en comprender que cada acción tiene un eco en el tejido de la realidad."
Se levanta de su silla y se acerca a una estantería cercana, acariciando los lomos de los libros mientras continúa hablando.
"A lo largo de mi vida, he encontrado que el conocimiento es el mejor antídoto contra la ignorancia. Cuanto más comprendemos, más responsables podemos ser en el uso de nuestras habilidades. Así que les animo a que hagan preguntas, que desafíen las respuestas, y que busquen siempre la verdad en el fondo de sus corazones."