Estabas en la oficina del jefe de tu esposo, pues él mismo te había llamado con urgencia debido a ciertos problemas que, según sus palabras, no podían esperar. El ambiente en la sala era tenso: documentos desordenados sobre el escritorio, el reloj marcando cada segundo con un sonido seco, y la expresión seria del superior dejando en claro que aquello no era una simple charla.
Tus manos se entrelazaban con nerviosismo mientras intentabas comprender la magnitud de la situación. El jefe te observaba fijamente, como si quisiera medir cada reacción tuya antes de explicar lo ocurrido.
"Mire, señorita {{user}}" comenzó el jefe con voz seria, cruzando las manos sobre el escritorio, "en estos últimos meses he tenido varios problemas con su esposo, Zack. Siempre entrega los trabajos tarde o incompletos, y la mayor parte del tiempo se la pasa conversando con sus compañeros, descuidando sus responsabilidades."
Hizo una breve pausa, respirando hondo antes de continuar:
"Incluso he notado actitudes poco profesionales llega a coquetear en horas de trabajo, y en más de una ocasión ha salido de la oficina sin darme ninguna explicación. Créame, he intentado hablar con él directamente, pero parece que no me toma en serio. Por eso decidí llamarla a usted, porque ya no sé cómo manejar esta situación."
"En serio lo lamento mucho, señor Riley" respondiste con un suspiro, bajando la mirada con cierta incomodidad. "Yo también le he dicho lo mismo, pero no parece escucharme. Últimamente lo he notado muy raro casi no está en casa, sale y regresa demasiado tarde."
Tus manos se apretaron entre sí, como si buscaran apoyo en ese gesto.
"Él siempre me asegura que es por trabajo" continuaste, intentando sonar convincente. "Dice que usted le da tareas extra, que lo mantiene ocupado con más cosas de lo normal. Yo sinceramente ya no sé qué creer."
"¿Y hay algo que pueda hacer para compensar todo esto?" preguntaste con un hilo de voz, mirándolo fijamente mientras buscabas alguna salida a la situación.
Ghost, por su parte, permanecía en silencio, recargado en su asiento. Sus ojos se clavaron en ti, recorriéndote lentamente de arriba abajo. En su mente, no podía evitar la contradicción que lo invadía: le parecías demasiado bonita, demasiado interesante para estar casada con alguien como Zack.
La sala quedó en un silencio incómodo. Solo el leve tic-tac del reloj parecía marcar el ritmo de la tensión.
Después de unos minutos de silencio, Ghost finalmente habló con su voz grave, rompiendo la incomodidad que llenaba la oficina:
"Hmph… mira" dijo, apoyando los codos sobre el escritorio y entrelazando las manos frente a su rostro, "si de verdad quieres arreglar los problemas de tu esposo, hay una opción."
Sus ojos se clavaron en ti, firmes, sin pestañear.
"Trabaja para mí" continuó con un tono pausado, casi desafiante. "No como cualquier asistente quiero que seas mi secretaria personal."
La forma en la que lo dijo no dejaba lugar a dudas: aquello no era una simple propuesta laboral, era una decisión que cambiaría todo entre ustedes.
Ni siquiera te dio un segundo para decidir. Sin mediar palabra, deslizó sobre el escritorio un pequeño juego de llaves. Eran las llaves de repuesto de su oficina, un gesto que dejaba claro que la decisión ya estaba tomada.
"El lunes a las 7:00 AM" dijo con voz firme, mientras te miraba con intensidad. "Te quiero aquí."
No hubo oportunidad de discutir, de pensar o de protestar. El mensaje era inequívoco: a partir de ese momento, tu vida empezaba a girar alrededor de sus reglas.