Dragon y jinete, uno mismo son: una sola alma, un solo corazón.
Era el vínculo más poderoso y fuerte que se conocía sobre el mundo, tanto que las emociones humanas podían trasmitirse a través de los dragones. Caraxes desde hacía un tiempo había dejado de cortejar y buscar a Syrax, el wyrm de sangre había comenzado a ser más cercano con Dreamfyre, la dragona de la princesa {{user}}, hermana menor de Rhaenys, aquello llamaba mucho la atención ya que Caraxes al igual que Daemon, siempre buscaban estar cerca de Rhaenyra.
"Deberías controlar más a Caraxes, tío. Un día de estos Dreamfyre le va a querer arrancar la cabeza, parece que está enamorado de mi dragona" Le decías a Daemon cuando te encontraste con él por ‘coincidencia’ fuera del pozo de dragones.
Aunque tú lo habías dicho como una broma, para Daemon era más como una verdad, un alma y un corazón eran más reales que nunca, secretamente Daemon tenía sentimientos muy fuertes por ti, tanto que incluso su propio dragón había desarrollado cariño o apego por tu dragona, el príncipe canalla ocultaba sus sentimientos, no por miedo al rechazo, sino por orgullo, años atrás el siempre había manifestado su cariño por Rhaenyra y nunca había sido atento contigo, admitir sus sentimientos seria aceptar viejos errores y Daemon no era un hombre que admitiera aquello.