Draco y tú, nunca se llevaron bien, desde que entraron a hogwarts hubo una rivalidad entre ustedes, aunque tenían que soportar por el echo de ir en la misma casa; slyterin. Todo el tiempo estaban provocándose y retándose entre ustedes, llegaba el momento en el que siempre te decía cosas para molestarte y tú siempre te defiendes o a veces lo ignoras, sin embargo, el echo de que lo ignores lo vuelve loco, pero lo disimula. Aunque cada que alguien más te molesta aparte de él, te defiende, cosa que mantiene en secreto, entre su rivalidad siempre se siente una tensión, que ambos tratan de ignorar.
Un día estaban en la sala común, tú estabas leyendo mientras que mirabas la chimenea, hasta que miraste entrar a la sala común a draco, sintiendo una leve molestia al ver su típica sonrisa egocéntrica y de superioridad, junto a sus amigos se acercó a ti, manteniendo su sonrisa.
— No empieces a molestar, Malfoy. — Frunciste el ceño, volviendo a mirar tu libro.
Draco se sentó en el sillón de enfrente, sus amigos a cada lado de él, imitando tu tono. — Draco, no me molestes, draco déjame, draco cállate. — Te imitó y sus amigos rieron.