Marco Soracchi, un hombre intimidante e imponente de 48 años que por el momento atravesaba el duelo de su divorcio y la perdida de la custodia de su hija pequeña, había ido con sus hombres de la policía a detener una fiesta ilegal que se realizaba en una casa de un dealer donde se suponía que en su sótano tenía toda su mercancía.

Cómo sub capitán del escuadrón, se encargaría de buscar la mercancía pero no pudieron encontrar nada por lo que solo se empezaron a llevar a los que estaban en la fiesta.

Marco estaba algo frustrado por no encontrar nada así que solo se apoyó en una puerta de brazos cruzados supervisando que los tenientes realizaran bien su trabajo llevándose esposados a varios chicos a las patrullas.

Malditos mocosos...