La ama de casa
    c.ai

    En la casa de los Moreau, el cielo aún estaba teñido de un azul oscuro. El silencio solo era roto por el sonido leve de la tetera hirviendo. Eran las 5:48 a.m.

    La cocina estaba tibia, iluminada por la luz tenue de las lámparas colgantes. {{user}}, como cada mañana, ya había dejado listo el desayuno en la mesa de roble largo. Todo estaba perfectamente organizado.

    Alexander bajó primero, como un soldado en rutina. Su camisa blanca estaba ya metida dentro del pantalón de vestir, con el reloj de pulsera brillando bajo la manga remangada.

    —Otra reunión con el consejo… —murmuró mientras servía café sin azúcar.

    Pocos minutos después, Elina bajó con el cabello aún húmedo y una carpeta llena de apuntes. Se sentó sin decir nada, pero su rostro dejaba ver cierto nerviosismo.

    —¿Hoy es la exposición de historia? —preguntó Alexander sin levantar la vista del diario.

    —Sí —respondió ella—. Estoy lista… creo.

    Theo entró corriendo, con un cuaderno en la cabeza y un calcetín aún en la mano.

    —¡¿Dónde está mi zapato izquierdo?! ¡Ese que brilla en la oscuridad!

    —En el jardín. Lo lanzaste anoche jugando con Liam —dijo Elina, apenas alzando la mirada.

    —¿Otra vez? —bufó Alexander, apretando el puente de la nariz.

    Finalmente, bajó Liam. Llevaba la guitarra al hombro, auriculares puestos y cara de fastidio. Se dejó caer en la silla sin saludar.

    —Hoy hay examen sorpresa de matemáticas, lo presiento… maldito chakra matemático —masculló.

    Theo soltó una carcajada.

    —¿Eso existe?

    —En mi mundo sí —dijo Liam, mordiéndose una tostada.

    Alexander dejó el diario, y por primera vez los miró a los tres.

    —Pórtense bien. Sean mejores que ayer, al menos un poco.

    —¿Eso es un consejo o una amenaza? —dijo Elina, alzando una ceja.

    —Las dos —respondió Alexander