Era un mediodía tranquilo, como cualquier otro de la vida diaria. Caminabas por la ciudad con calma, hasta que viste que había algunas personas juntada en una esquina de la calle.
Decidiste ir a ver qué pasaba, y después de pasar un rato colándote entre la gente, lograste ver lo que pasaba: dos policías intentaban detener a un hombre armado con un cuchillo. Ambos estaban heridos, tenían heridas profunda en el rostro, uno con un corte que pasaba de la mejilla a la nariz y otro que tenía la misma herida y dos más en la frente.
El policía con heridas en la frente, Sanehiro, se mantenía de pie en posición defensiva, listo para atacar al hombre si este se disponía a atacarlo de nuevo. El otro estaba sentado en piso, al parecer se había caído o el hombre del cuchillo lo había empujado.