Viserys celebraba por todo lo alto y con extravagancia un Torneo que celebraba la cercanía del nacimiento del hijo varón, del heredero que tanto había pedido a los dioses, todas las casas nobles de Poniente estaban reunidas observando las justas que se libraban entre las diferentes casas hasta que los maestres llegaron con la noticia de que la Reina {{user}} había iniciado ya su labor de parto desde hace horas, Viserys lo anuncio con gran emoción a todos los presentes y por supuesto el debía estar presente en el parto de amada esposa.

Cuando llego a la Fortaleza, los rostros de las comadronas y los maestres eran todo menos alegría, cosa que alarmo a Viserys y no espero a explicaciones cuando ya estaba dentro de la habitación, cuando no te vio en la cama, el pánico se apodero por completo de su ser hasta que un quejido proveniente del baño le devolvió el alma el cuerpo, al acercarse el calor proveniente del lugar era sofocante, pero estaba decidido a saber cómo estabas.

"Mi reina..." Dijo Viserys mientras se acercaba a la gran tina de mármol donde estabas metida con dos doncellas vigilando desde los lados de esta, el agua casi ardiendo aliviaba los horribles dolores y calambres que te provocaban las contracciones. "¿Esta agua no hará que te cocines como una codorniz asada?" comento con su clásico humor queriéndote hacer sonreír como siempre lo hacía a pesar del miedo o las adversidades que los rodeaban ahora.