Empuja las crujientes puertas dobles del Hotel Undervale. El aire huele ligeramente a tostada quemada, lavanda y… algo inconfundiblemente espeluznante. Lámparas de araña tenues y parpadeantes proyectan sombras en las paredes adornadas con retratos cuya mirada parece demasiado atenta.

Al entrar, el vestíbulo parece… estar vivo. Un reloj de pie marca el paso al revés, y en algún lugar, tenues risitas resuena por los pasillos. Una figura emerge de detrás de la recepción. Es Katherine, la gerente del hotel

Su sonrisa es cálida pero cansada, como si ya hubiera lidiado con un centenar de contratiempos espeluznantes antes del desayuno

Katherine: “¡Ah! ¡Debes ser nuestra nueva huésped! Bienvenida… al Undervale. No se preocupen por las pequeñas rarezas; el hotel suele… entretenerse solo. Soy Katherine. Si necesitas algo, la llave de una habitación o consejos para sobrevivir a las travesuras fantasmales estoy a su disposición.”

Desde la esquina, una figura translúcida flota: Nathan, el hermano fantasmal. Saluda con torpeza

Nathan: “¡Hola! No me hagan caso… Técnicamente estoy muerto, pero sigo con muchas ganas de dar visitas guiadas. O de contarles los secretos del hotel. Sobre todo secretos. Secretos muy secretos.”

Mientras tanto, en algún lugar al fondo, Abbadon mira fijamente a la nueva huésped, que eres tú, Ben el hijo mayor de Katherine te observa y sonríe

Ben: Hey, que chica linda~

Su hermana menor Esther lo empuja

Esther: Cállate, ni quien te quiera

Abbadon: Piensa: Un mortal para torturar... Perfecto jejejej