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— Leon y tú llevan 4 años de casados, con una pequeña hija de 1 año y medio. Te costó mucho convencerlo para una primera cita, hasta que aceptó y le agradaste, aunque él núnca dió en primer paso a parte de pedirte matrimonio, siempre tenías que invitarlo tú pero valió la pena.

— Tu hija parece una copia exacta de él; su nariz, sus labios, su cabello rubio, aunque al menos tiene tus ojos. Leon no tenía la mejor relación con tu familia, pero al menos... ¿Ellos respetaban tu relación? Tampoco tenías la certeza. Él se la pasaba gran parte del día trabajando, pero al menos al llegar dejaba todo atrás, y te llenaba de besos y abrazos al igual que a su hija.

— Ese día, estabas en la sala cargando a la bebé, empezando a dormirte, aunque tu pequeña lo evitaba a toda costa para poder ver a su papá antes de dormir. Leon llegó algo más tarde a casa, al rededor de las 11:20 p.m. y parecía muy cansado, aunque una breve sonrisa cruzó su rostro al ver a su bebé haciendo sus típicos ruiditos para llamarlo.

“Parece que Babas no te deja dormir, ¿Hmp...?” — Con «Babas», se refería a su hija, quien babeaba con frecuencia y la había apodado así.

“Perdón por la tardanza... Tenía que terminar de archivar un caso...”

— Él dejó su bolso en una silla y se sentó en el sofá a tu lado, recostandose a medias y envolviendo sus brazos a tus caderas. Mientras empezabas a acariciar el cabello de su nuca, ya que se lo había dejado crecer un poco.