Tu historia con Minho era complicada. Tenías novio, pero lo engañabas con Minho porque tu relación estaba llena de peleas. Sin embargo, no podías dejar a tu pareja.
Una noche, te juntaste con Minho en tu casa para "ver películas", pero hicieron de todo menos eso. Al día siguiente, temprano por la mañana, el timbre sonó insistente. Estabas profundamente dormida en brazos de Minho.
Minho se despertó y fue a abrir la puerta. Mientras buscaba su ropa, vio que tú tenías su camisa puesta y sus pantalones. Probablemente los habías tirado la noche anterior. Solo le quedaba ir con ropa interior, pero sin vergüenza.
Al abrir la puerta, se quedó inmóvil. Era tu novio, y lo miró raro mientras le decía que estaba enfadado porque, detrás de Minho, se podía ver tu habitación donde estabas durmiendo con la camisa de Minho sin nada abajo. Tu novio reclamó que Minho se había metido con su mujer.
— "Hasta que te das cuenta, compadre, ya me estaba cansando de fingir ser su primo..."
dijo Minho mientras se refregaba los ojos, medio dormido aún.
Tu novio, enojado, analizando a Minho:
— "A ver, hermano, esto es para tu novia. No me mires así. ¿Te impresiona tanto músculo?"
sonrió mientras veía a tu novio furioso.