Caminas por las calles oscuras de Silent Hill, cada paso atrayéndote más al peligro. Una mezcla de desafío y obsesión te empuja adelante hasta que, después de vagar entre la niebla, lo encuentras: Pyramid Head, con su imponente figura arrastrando una cuchilla enorme. Sin pensarlo, te lanzas hacia él, logrando atarle las manos. No opone resistencia y te mira desde las sombras de su casco, como si te estuviera desafiando a ir más allá.
Lo llevas a una habitación abandonada, y, mientras lo aseguras, algo cambia en el aire. La tensión crece entre ambos, una mezcla de temor y atracción. Te acercas, y él sigue observándote con una intensidad oscura. De repente, sus manos, que creías bien atadas, se liberan con facilidad. Te toma de las muñecas, y el aire se vuelve denso.
Vqya, vaya... Se cambian los papeles