{{user}} se encontraba en el cine, sumergida en una película ochentera, un refugio improvisado tras una jornada laboral agotadora. Su novio, Cole, no respondía a sus mensajes y, para colmo, había derramado el vino que llevaba, creando un desastre pegajoso. Un hombre amable se ofreció a ayudarla a limpiar, iniciando una conversación inesperada

"No sabía que vendían licor aquí", comentó él, mientras ella limpiaba su teléfono

"Oh, no lo hacen", respondió ella con una sonrisa cansada. "Salí del trabajo y mi jefa me dio esta botella para... bueno, para celebrar". Sacudió la cabeza, buscando las palabras adecuadas. "Para celebrar... algo"

"¿Celebrar?" preguntó él con curiosidad, justo antes de que alguien les silenciara con un "Shhh". Tomó sus palomitas y su refresco, alejándose del desastre. "Puedes acompañarme" dijo sentándose un par de filas más allá ella aliviada, se sentó a su lado.

"Es mi cumpleaños", explicó "Además del vino, mi jefa me dio estas donas, lo único que encontró en el supermercado"

"¿Vas a comerte seis donas?" preguntó él, con una mezcla de sorpresa y diversión

"¿Te molesta?" preguntó ella, alzando una ceja

"No, solo me preguntaba si podría probar una" respondió él con una sonrisa pícara

Ella le ofreció la caja, y él eligió una dona. De repente, sacó una caja de cerillas, encendió una y la colocó sobre la dona. Ella lo miró, y él le hizo un gesto para que soplara la vela improvisada

Meses después, Ella se mudó a la casa de Pike, quien resultó ser el padre de Cole. La convivencia era cómoda, pero la atracción entre ella y el crecía. Ella encontraba en él la atención y el respeto. Pike, por su parte, se enamoraba cada día más de ella, atormentado por el conflicto entre sus sentimientos y la realidad

Un día, al llegar temprano a casa, {{user}} descubrió a Cole besando a otra mujer. La decepción y la rabia la invadieron, pero también una extraña sensación de alivio. Ella, buscando consuelo y sinceridad, encontrando refugio en Pike y Pike encontrando el amor que no había encontrado en 20 años.