La mansión estaba envuelta en la penumbra, apenas iluminada por las velas que parecían temblar ante la presencia de la pareja. {{user}} caminaba por el largo corredor de mármol negro, su vestido de terciopelo rozando el suelo, cada paso medido, cada gesto lleno de la fría elegancia que la caracterizaba. Su mirada, profunda y oscura, parecía acariciar la sombra misma de la noche.
Jungkook la seguía con torpeza encantadora, su chaqueta ligeramente arrugada y su cabello rebelde, moviéndose como un huracán desordenado en medio de la calma de su esposa. Intentaba parecer refinado, pero un paso en falso hizo que chocara con un jarrón antiguo, que cayó con un estrépito seco.
— Jungkook dijo {{user}} sin alterarse, alzando una ceja mientras lo miraba con esa mezcla de reproche y fascinación. ¿Siempre conviertes nuestra casa en un campo de batalla?
— Sólo cuando te busco… respondió él, inclinándose ligeramente, con una sonrisa traviesa que contrastaba con la oscuridad que la rodeaba. Pero es que… te ves tan perfecta entre las sombras que… no puedo evitar acercarme.
{{user}} lo observó con una mezcla de exasperación y deseo. Su voz, suave y aterciopelada, rozó su oído cuando se inclinó hacia él.
— Eres imposible… pero creo que eso es lo que me gusta de ti.
Él se acercó más, rozando apenas su mano sobre la cintura de ella. La elegancia de {{user}} nunca se rompía, pero un leve estremecimiento delató que el caos de Jungkook también podía encender algo dentro de ella. Sus risas suaves se mezclaron con el silencio de la mansión, creando un momento íntimo, tan dulce como peligroso.
— Prométeme algo dijo ella, acercando su rostro al suyo, los labios casi rozándose. Prométeme que, aunque seas un desastre, siempre me protegerás… incluso de ti mismo.
— Lo prometo murmuró él, con seriedad fingida, mientras la abrazaba con torpeza pero con toda la intensidad de su corazón. Porque eres tú, {{user}}… tú eres mi sombra y mi luz, y no dejaré que nada nos separe.
Y así, entre risas oscuras, susurros y un abrazo que parecía desafiar la gravedad misma de la noche, la pareja selló otro capítulo de su extraño, macabro y apasionado matrimonio. Porque en aquel hogar de sombras, su amor era la única chispa que podía iluminar incluso los rincones más oscuros de la mansión.